domingo, 8 de marzo de 2015

Podcast

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¿Por qué estudiar humanidades?


Es una pregunta que he tenido que responder en diferentes ocasiones, más concretamente ¿por qué estudias letras? Y ojalá las preguntas fueran siempre así porque indica que existe cierta noción sobre las posibles áreas laborales en las que te puedes desarrollar al elegir esta rama. Sin embargo, casi siempre la pregunta es ¿Qué estudias en esa carrera? La gente no tiene ni idea.


Creo que es importante señalar que los estudiantes de otras licenciaturas no se enfrentan a este tipo de cuestionamiento. Las preguntas ¿por qué estudias diseño? O ¿Qué se estudia en la carrera ingeniería química? no se hacen. Supongo que esto tiene que ver con la percepción de la literatura más como un pasatiempo que como algo a lo que uno se puede dedicar en la vida.


Alguna vez asistí a una conferencia donde hubo un ejemplo muy concreto sobre esta percepción. El presentador hablaba de una madre de tres hijos. El primero estaba limpiando su habitación, el segundo hacía su tarea y el tercero leyendo. La madre necesita que uno vaya a la tienda por algo que necesitaba para cocinar la comida, decide pedírselo al tercero porque el tercero no estaba haciendo “nada” o bien era el que no estaba ocupado.

Creo que son esas sutiles percepciones inconscientes hacia la lectura que lo ha ocasionado las connotaciones negativas del estudio de las letras.


Es sorprendente, creo, que en pleno siglo XXI todavía haya personas cuyas familias no solamente no entienden la importancia de estos estudios si no que la prohíben completamente.


George Orwell dijo “Si la gente no puede escribir bien, entonces no puede pensar bien, si no pueden pensar bien, alguien más pensará por ellos.”


Creo que lo que sucede es que fallamos como sociedad al entender la relación que las letras tienen con todo lo demás, desde las artes hasta la política. De ahí que todavía tenemos que explicar qué clase de estudios don esos. El lenguaje es la base de la comunicación de las ideas y conocimiento y la escritura es la manera que tenemos de registrarlo.


 Dentro de la misma carrera de letras también existe el menosprecio hacia la docencia. Mi primer día de clases nos preguntó una maestra que cuántos de nosotros estábamos ahí para ser maestros y fui la única que levantó la mano, ya en semestres más avanzados algunos se habían hecho más a la idea de que ser maestro no es del todo malo.


De hecho, creo que a pesar de que sabemos que la docencia es eventualmente de lo que puedes terminar trabajando no está del todo concientizada la importancia de la educación. Como estudiantes nos quejamos de los maestros pero no nos cuestionamos cómo seríamos nosotros en su lugar o qué haríamos de diferente para impartir tal o cual clase.


Yo me convertí en maestra más bien por accidente, supliendo algunas clases aquí y allá. Sigo siendo maestra porque me gusta y en mi mente puedo lograr alguna diferencia. Aunque yo me dedico a la enseñanza de los idiomas, aprovecho esta oportunidad de estar en contacto con adolescentes y adultos para darles la oportunidad de cuestionarlos de diferentes maneras, me gusta cuestionarlos sobre su manera de aprender y que se pregunten porqué algunas cosas si se aprenden y otras no y las posibles razones por las cuales sucede eso. Así, creo, eventualmente puedo conseguir que dejen toda la aversión que la mayoría tiene hacia la escritura para que se den cuenta de que sí hay algo que decir y sí hay cosas que valen la pena poner en papel aunque sea para nosotros mismos. Para que empiecen a pensar. Al desarrollo de estas habilidades se le llama pensamiento crítico. Algo fundamental para lograr realmente una mejora en nuestra condición como individuos y país.


Eventualmente, y más o menos también por accidente, me encontré con el mundo de la traducción. También es una de mis más grandes pasiones. La traducción es muy dinámica porque los temas no se terminan nunca y aprendes de cosas que jamás te hubieras imaginado. La base continúa siendo el lenguaje.


Si bien podemos hablar por horas de la importancia del lenguaje en la traducción o en la enseñanza o de la educación en general, hay que recordar que este es solamente una pequeña parte de lo que engloba la carrera de letras hispánicas. Existen también los estudios literarios, la investigación y la promoción cultural, para mencionar algunos.


Entonces, aunque las preguntas siguen siendo frecuentes respecto a mi decisión de dedicarme a algo tan desconocido o menospreciado e incluso aburrido, me tomo la molestia de responder lo más explayadamente sobre su importancia para concluir con lo más importante: porque me gusta.