¿Por qué estudiar humanidades?
Es una pregunta que he tenido que responder en diferentes
ocasiones, más concretamente ¿por qué estudias letras? Y ojalá las preguntas
fueran siempre así porque indica que existe cierta noción sobre las posibles
áreas laborales en las que te puedes desarrollar al elegir esta rama. Sin
embargo, casi siempre la pregunta es ¿Qué estudias en esa carrera? La gente no
tiene ni idea.
Creo que es importante señalar que los estudiantes de otras
licenciaturas no se enfrentan a este tipo de cuestionamiento. Las preguntas
¿por qué estudias diseño? O ¿Qué se estudia en la carrera ingeniería química?
no se hacen. Supongo que esto tiene que ver con la percepción de la literatura más como un
pasatiempo que como algo a lo que uno se puede dedicar en la vida.
Alguna vez asistí a una conferencia donde hubo un ejemplo muy
concreto sobre esta percepción. El presentador hablaba de una madre de tres
hijos. El primero estaba limpiando su habitación, el segundo hacía su tarea y
el tercero leyendo. La madre necesita que uno vaya a la tienda por algo que
necesitaba para cocinar la comida, decide pedírselo al tercero porque el
tercero no estaba haciendo “nada” o bien era el que no estaba ocupado.
Creo que son esas sutiles percepciones inconscientes hacia la
lectura que lo ha ocasionado las connotaciones negativas del estudio de las
letras.
Es sorprendente, creo, que en pleno siglo XXI todavía haya personas
cuyas familias no solamente no entienden la importancia de estos estudios si no
que la prohíben completamente.
George Orwell dijo “Si la gente no puede escribir bien, entonces no
puede pensar bien, si no pueden pensar bien, alguien más pensará por ellos.”
Creo que lo que sucede es que fallamos como sociedad al entender la
relación que las letras tienen con todo lo demás, desde las artes hasta la
política. De ahí que todavía tenemos que explicar qué clase de estudios don
esos. El lenguaje es la base de la comunicación de las ideas y conocimiento y
la escritura es la manera que tenemos de registrarlo.
Dentro de la misma carrera
de letras también existe el menosprecio hacia la docencia. Mi primer día de
clases nos preguntó una maestra que cuántos de nosotros estábamos ahí para ser
maestros y fui la única que levantó la mano, ya en semestres más avanzados algunos
se habían hecho más a la idea de que ser maestro no es del todo malo.
De hecho, creo que a pesar de que sabemos que la docencia es
eventualmente de lo que puedes terminar trabajando no está del todo concientizada
la importancia de la educación. Como estudiantes nos quejamos de los maestros
pero no nos cuestionamos cómo seríamos nosotros en su lugar o qué haríamos de
diferente para impartir tal o cual clase.
Yo me convertí en maestra más bien por accidente, supliendo algunas
clases aquí y allá. Sigo siendo maestra porque me gusta y en mi mente puedo
lograr alguna diferencia. Aunque yo me dedico a la enseñanza de los idiomas,
aprovecho esta oportunidad de estar en contacto con adolescentes y adultos para
darles la oportunidad de cuestionarlos de diferentes maneras, me gusta
cuestionarlos sobre su manera de aprender y que se pregunten porqué algunas
cosas si se aprenden y otras no y las posibles razones por las cuales sucede eso.
Así, creo, eventualmente puedo conseguir que dejen toda la aversión que la
mayoría tiene hacia la escritura para que se den cuenta de que sí hay algo que
decir y sí hay cosas que valen la pena poner en papel aunque sea para nosotros
mismos. Para que empiecen a pensar. Al desarrollo de estas habilidades se le
llama pensamiento crítico. Algo fundamental para lograr realmente una mejora en
nuestra condición como individuos y país.
Eventualmente, y más o menos también por accidente, me encontré con
el mundo de la traducción. También es una de mis más grandes pasiones. La
traducción es muy dinámica porque los temas no se terminan nunca y aprendes de
cosas que jamás te hubieras imaginado. La base continúa siendo el lenguaje.
Si bien podemos hablar por horas de la importancia del lenguaje en
la traducción o en la enseñanza o de la educación en general, hay que recordar
que este es solamente una pequeña parte de lo que engloba la carrera de letras
hispánicas. Existen también los estudios literarios, la investigación y la
promoción cultural, para mencionar algunos.
Entonces, aunque las preguntas siguen siendo frecuentes respecto a
mi decisión de dedicarme a algo tan desconocido o menospreciado e incluso aburrido,
me tomo la molestia de responder lo más explayadamente sobre su importancia
para concluir con lo más importante: porque me gusta.